Crítica sana

A Isabel, y sus locuras

Hace ya buen rato que estoy observando a esa mujer que está de espaldas y me causa una muy desagradable impresión; me parece casi odiosa.

Fíjate, esos zapatos tan ostentosos, que le han de haber costado una fortuna, ¿y para qué?  Adivino que ha de tener los pies de polvorón, pies de indio.  Y cómo no va a ser india si todos nosotros lo somos.  Lo que pasa es que a algunos les gusta creer que descendemos de nobles europeos, y no nada más hablo por hablar, te voy a dar un ejemplo: ¿crees que ese pelo de ella es de color natural?  No hija, a leguas se ve que es güera oxigenada. ¡Ah! pero eso sí, ella ha de creer que nadie se lo nota.

Mira, de cuerpo no está tan mal, pero ¿de qué le sirve?  Ese vestidito todo entalladito que trae...¿a quien se le ocurre ponerse hombreras con esa espaldota?  Luego, como está bien ceñido, pues claro, se le nota la llanta, ¿y qué decir del colorcito chillante que trae?  por si fuera poco, los brazos descubiertos, ¡como si estuviera tan joven!  Dicen que la edad se nota en los brazos, y bastante colgados que los tiene.  ¡Si tan sólo volteara y pudiera ver su cara!  Ha de ser un adefesio la pobre.

Conozco muy bien a este tipo de mujeres, no les importa verse ridículas con tal de llamar la atención, su consigna es "ser el centro de atracción, cueste lo que cueste".  Son capaces de cualquier vulgaridad con tal de lograrlo.  Nada más mira a esta: todos esos ademanes y no le para la boca.  Y lo peor, sus carcajadotas.  Parece árbol de navidad con todas esas alhajas colgando y esas manos que las mueve de aquí para allá para que se le noten los anillazos, que no dudes que son de pacotilla.  En fin, tú ya sabes mi lema: "cada quien su vida".

Poco antes de que llegaras me acerqué para darle una miradita, pues te he de confesar que tengo una gran curiosidad por ver su cara, pero como hay tanta gente a su alrededor, tuve que conformarme con oir parte de su conversación.  ¡Hubieras oído!  Hablaba de puras bobadas; de que si acaba de estrenar coche que le costó una fortuna, de que si la esmeralda que trae se la regaló un admirador, de que si ha viajado aquí y allá.  ¡No! Ridiculísima.  Todas esas tonterías de las que habla, las adorna con unos vocablos que seguro que te hubieras sonrojado si la hubieras oído.  Bueno, insisto en que cada quien su vida, pero hay gente que de plano te saca de tus casillas.

Considero a esas personas que están a su alrededor.  Han de estar desesperados, pues no ha dejado abrir la boca a nadie, y seguramente que ella piensa que se está luciendo.  Está tan entretenida "quedando bien" que no ha volteado ni una sola vez.

Parece que ya se están despidiendo aquellas gentes y eso indica que por fin voy a verla toda completa.  Tú sabes que no es que  me guste criticar, pero...mira, ya voltea.  Pero cómo, no, no es posible.  No.  No puede ser.  Pero, ¿cómo?, ¡pero si soy yo!

 

Beatriz Zapata Medinilla 

1981

Añadir un comentario